Desafíos de las mujeres jefas de familia monoparental: ¿convicción o duda de sus propias capacidades? Challenges of women heads of single parents: conviction or doubt of their own abilities?

Santa Magdalena Mercado Ibarra 

https://doi.org/10.25965/trahs.1950

A través del tiempo, indudablemente la mujer está experimentando cambios drásticos, esto trae como consecuencia aspectos positivos a nivel personal, familiar, social y cultural, sin embargo, hay prejuicios que han permanecido, ya que el ser mujer se torna en un factor de discriminación cuando se es “cabeza o jefa de familia”. El ambiente social, familiar y laboral se convierte en retos para su autoeficacia, es decir su nivel de creencia en sus propias capacidades para hacer frente al reto de la vida y la confianza en sí misma, de rendir efectivamente en determinada situación, actividad o tarea, impidiendo su desarrollo personal, por lo que el objetivo del presente estudio fue evaluar el nivel de autoeficacia general en mujeres jefas de familia monoparental del sur de Sonora, México; para lo cual se utilizó la Escala de Autoeficacia General (EAG), ubicando los resultados de la muestra en un nivel bajo, lo que indica el escaso nivel de confianza que tiene las madres solteras con respecto a sus capacidades, creencias y habilidades.

Il ne fait aucun doute que les femmes connaissent des changements radicaux depuis le début du XXe siècle, ce qui présente des aspects positifs sur les plans personnel, familial, social et culturel. Toutefois, il subsiste des préjugés, car le fait d'être une femme devient un facteur de discrimination.
L’environnement social, familial et professionnel constitue alors un défi en ce qui concerne l’auto-efficacité ou le développement personnel; en d’autres termes le niveau de confiance dans leurs capacités à faire face au défi que représente la vie et à résoudre efficacement une situation, une activité ou une tâche donnée. L’objectif de notre étude a consisté à évaluer le degré d’auto-efficacité générale auprès mères célibataires, chefs de famille, originaires du sud de Sonora au Mexique. Pour ce faire, nous nous sommes servie de l’Echelle générale d’auto-efficacité (EAG), en plaçant les résultats de l’échantillon à un niveau bas, ce qui indique le faible niveau de confiance des mères célibataires en ce qui concerne leurs capacités, leurs croyances et leurs compétences.

Sem dúvida, as mulheres passam por mudanças drásticas desde o início do século XX, o que resulta em aspectos positivos em nível pessoal, familiar, social e cultural; no entanto, existem preconceitos que permanecem, uma vez que ser mulher se torna um fator de discriminação. O ambiente social, familiar e de trabalho tornam-se desafios para sua autoeficácia, ou seja, seu nível de crença em suas próprias habilidades para enfrentar o desafio da vida e da autoconfiança, atuando efetivamente em uma determinada situação, atividade ou tarefa, impedindo desenvolvimento pessoal, de modo que o objetivo do presente estudo foi avaliar o nível de autoeficácia geral em uma população de mulheres chefes de família monoparental ao sul de Sonora, México; para o qual foi utilizada a Escala Geral de Autoeficiência (EAG), colocando os resultados da amostra em um nível baixo, indicando o baixo nível de confiança que as mães solteiras têm em relação às suas capacidades, crenças e habilidades.

Undoubtedly, women are experiencing drastic changes since the early XX century, this results in positive aspects on a personal, family, social, and cultural level, however, there are prejudices that have remained, since being a women becomes a factor of discrimination. The social, family and work environment become challenges for their self-efficacy, in other words, their level of belief in their own abilities to face the challenge of life and self-confidence, effectively performing in a certain situation, activity or task, preventing their personal development, so the objective of the present study was evaluate the level of general self-efficacy of single mothers from south of Sonora, Mexico; for which the General Self-Efficiency Scale (EAG) was used, placing the results of the sample at a low level, indicating the low level of confidence that single mothers have regarding their capacities ,beliefs and abilities.

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Introducción

A través de la historia era usual que la mujer abandonara sus metas académicas y profesionales dando prioridad al rol de ama de casa; sin embargo, con el paso del tiempo ha empezado a ejercer trabajos que de forma tradicional son realizados por varones, por lo que la mujer enfrenta múltiples retos. A nivel mundial, las mujeres tienen menos oportunidades de participación económica que los hombres, menos acceso a la educación básica y superior, mayores riesgos para la salud y la seguridad y menos representación política. (Alexander, LaRosa, Bader, Garfield & Alexander, 2017)

Las desigualdades sociales, como la falta de educación, desigualdad económica y las restricciones para tomar decisiones, representan una amenaza mayor para las mujeres y, por consecuencia, la mujer es más vulnerable a la enfermedad y pobreza. Además, las mujeres a menudo son las que culturalmente se les ha asignado la labor de los cuidados primarios para los niños y familias. (Alexander et al 2017)

Los factores de riesgo, a nivel mundial, de la salud de la mujer incluyen la pobreza, el bajo peso y la desnutrición, el VIH / SIDA, la violencia y mortalidad materna, quedando expuestas a mayores riesgos debido a los roles tradicionales que son parte de la cultura, en las que realizan tareas domésticas tales como el lavado de ropa, el cocinar, y recolección de agua, por lo que están expuestas a índices mucho más altos de infecciones, enfermedades y estrés. (López y Nakhjavání, 2018)

Resulta innegable que el nivel educativo en mujeres y hombres tiene consecuencias directas en sus posibilidades de acceder a un mejor empleo y condiciones de vida; es factor de progreso y fuente de oportunidades, con implicaciones en la calidad de vida, en la igualdad social, en las normas y prácticas de la convivencia humana y en los niveles de bienestar económico. (INEGI, 2018)

Estudiar una carrera universitaria representó un reto mayúsculo que implicó que las mujeres tuvieran que desarrollar múltiples estrategias de afrontamiento y solución, desde la la elección de carrera, los viajes para acceder a estudios universitarios o para ejercer la profesión, los recursos legales incluso, entre otras que fueron exitosas, ya que les posibilitaron estudiar, ejercer una profesión y participar del mundo social. (Palermo, s.f, pág. 414)

La normalización del acceso de la mujer a universidad se ha producido en los últimos treinta y cinco años. A mediados de la década de los setenta no llegaban a una tercera parte del estudiantado; hoy superan el 56%. El porcentaje aumenta ligeramente en los estudios de posgrado, especialmente en los nuevos másters. Esta distribución (56% alumnas, 44% alumnos) se ha mantenido estable en los últimos diez años, con ligeros altibajos, y es similar a la de los países europeos de nuestro entorno. (Giménez, 2012)

Sin embargo, están claramente sub representadas en campos relacionados con la ciencia, la ingeniería, la fabricación y la construcción, en los puestos de toma de decisiones, en los programas de grado más avanzados, especialmente en campos relacionados con la ciencia, lo que resulta en menos mujeres que hombres en la investigación. En 1984 el Sistema Nacional de Investigadores estaba compuesto por 1,143 hombres (81.9 por ciento) y 253 mujeres (18.1 por ciento), pero con el paso de los años la distancia sigue siendo amplia pues tan sólo en 2016 era de aproximadamente 28 puntos porcentuales, es decir 15,992 hombres contra 9,080 mujeres. (Rodríguez, 2016:11)

Pero, están altamente representadas como trabajadoras domésticas, cargos que se caracterizan por salarios bajos, largas jornadas y falta de protección social. En todos los sectores y ocupaciones, las mujeres ganan en promedio menos que los hombres; en la mayoría de los países, las mujeres que trabajan a tiempo completo ganan entre el 70 y el 90 por ciento de lo que ganan los hombres. (United Nations, 2015)

En cuanto al alfabetismo, 774 millones de adultos son analfabetos en el mundo; es decir las 2/3 partes son mujeres. En ese sentido, la proporción de mujeres analfabetas no ha cambiado en los últimos 20 años; desafortunadamente entre los 123 millones de jóvenes analfabetos del mundo, 76 millones son mujeres. (UNESCO, 2014)

En el área laboral la mujer tiene más desventaja que el hombre, y de acuerdo a United Nations (2015), solo el 50% de las mujeres en edad laboral está trabajando, en comparación con el 77% de los hombres.

En México, la tasa de participación económica, a nivel nacional, presenta diferencias importantes entre ambos sexos; hombres (77.5%), y mujeres (43.7%) (INEGI, 2018). Con base en los resultados, se muestra que las mujeres ocupadas en el mercado de trabajo cuentan con instrucción media superior o superior en mayor proporción que los hombres: 41.2% de ellas frente a 35.4% de ellos.

En México, más de 24.2 millones de mujeres tienen hijos y aproximadamente una quinta parte son madres solas, siendo mujeres jefas de familia - proporción que va en aumento por separación o divorcio, viudez, por abandono del padre, o bien por decisión propia. De acuerdo con INEGI (2019), la población de mujeres la 15-29 años de edad el 61. 9 % están solteras, 20% en unión libre, el 15.6% está casada, y el 2.5% está separada, divorciada o viuda. Por lo que hay una tendencia a permanecer solteras por más tiempo. Sin embargo, en la edad de 30-59, el mayor porcentaje está casada y en unión libre representando 78.8%, y el 6.4 está separada, divorciada o viuda. En la población de 30-59, se observa que las mujeres tienen el índice más alto de divorcio o separación que los hombres por 11.8%. Lo cual indica que la mujer tiene más probabilidad de estar a cargo de familias monoparentales. (INEGI, 2019)

Datos de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE, 2017) muestran que tres cuartas partes (73.3%) de los 48 millones de mujeres de 15 años y más han sido madres; esto es 35.2 millones, de las cuales siete de cada diez están casadas o unidas (52.4% y 18.8%, respectivamente). Aproximadamente la quinta parte es viuda, separada o divorciada (10.2%, 6.6% y 2.5%, respectivamente); en tanto que 9.6% son madres solteras.

Para las mujeres de 30 años y más, la proporción de quienes han tenido al menos un hijo nacido es de 90.2%, lo que nos indica que el ser madres es un hecho que forma parte de la gran mayoría de las mujeres en nuestro país; el 38.0% tiene de uno a dos hijos e hijas; casi la mitad (47.1%) entre tres y cinco hijas e hijos, y 14.9% de ellas tienen seis o más (Instituto Nacional de las Mujeres, 2018).

El ser madre, jefa de familia, implica varios retos; por ejemplo, en la investigación de Morgado, González y Jiménez, en 2003, los resultados arrojaron que los problemas a los que tienen que hacer frente son los de índole económico, la conciliación de la vida laboral y el cuidado de sus hijos, la sobrecarga de responsabilidades laborales y relacionadas con el hogar.

En la investigación de Escamilla, Parra, Sepúlveda & Vásquez (2013) sobre familias monoparentales, se encontró que efectivamente las principales dificultades de las madres jefas de familia entrevistadas son las dificultades económicas ya que ellas solas tienen la responsabilidad de sostener a su familia. Además, las mujeres entrevistadas identifican dificultades para compatibilizar horarios dedicados a la jornada laboral y al cuidado de los hijos/as, y por este motivo, se ven obligadas a aceptar empleos de medio tiempo, y a su vez un sueldo menor.

En la investigación de De Paz (2019) sobre autoestima en madres solteras del Pueblo Joven San Pedro, Chimbote, se evaluó la autoestima de madres solteras y los resultados indican que, en promedio, las madres evaluadas presentan una autoestima baja. Lo cual nos indica que se sienten menospreciadas, tristes, inferiores a los demás, con una situación económica baja poniéndose obstáculos a sí mismas para no progresar en la vida.

La inserción de las mujeres en el mercado laboral disminuye conforme aumenta el número de hijos, por ejemplo, las madres con uno a dos hijos tienen una participación del 49.6%, mientras que al tener de 3 a 5 hijos disminuye al 41.4%, sumado a lo anterior ocho de cada diez mujeres (80.6%) carece de acceso al servicio de guardería, requiriendo el apoyo de familiares y/o el gasto agregado de contratar a una cuidadora. Del total de mujeres en la fuerza laboral, 69% de ellas son madres solteras, siguiendo mujeres separadas, divorciadas o viudas (45.6%); 64% son trabajadoras subordinadas y remuneradas, 24.5% ganan el salario mínimo y 63.8% carecen de acceso a instituciones de salud como prestación laboral. (Instituto Nacional de Mujeres, 2018)

En el contexto anterior, existen Organizaciones no Gubernamentales (ONG) las cuáles son organizaciones independientes y sin fines de lucro que nacen de iniciativas civiles que desarrollan proyectos sociales; algunos de los cuales están orientados a apoyar a las mujeres por medio de programas de desarrollo económico y social. Por ejemplo, en el 2018, más de 35 mil mujeres de las comunidades rurales del Sur de Sonora se han beneficiado con programas siendo congruentes con la visión de impulsar su desarrollo económico, autosuficiencia y autoeficacia. (Rodríguez, 2017) Una de estas organizaciones es Grameen de la Frontera que son ejemplo de compromiso y entrega a las causas sociales y a quien se agradece el apoyo brindado.

Por lo que el objetivo fue evaluar el nivel de autoeficacia general en mujeres jefas de familia monoparental, en condición de vulnerabilidad en el sur del Estado de Sonora, que provea información que oriente la toma de decisiones de las organizaciones de tipo no gubernamental en la mejora de los programas de apoyo y, con ello, contribuir al bienestar.

Marco teórico

Las mujeres sobre todo las madres que son jefas de familia experimentan niveles altos de estrés; su contexto social, laboral y familiar les causa agobio sobre todo en la etapa tan difícil de la formación de sus hijos, y es en esta etapa en donde se ve afectado su nivel de autoeficacia; esto hace referencia a las creencias propias acerca de sus capacidades sobre aprender o rendir efectivamente en determinada situación, actividad o tarea. (Zimmerman, Kitsantas & Campilla, 2005; citado en Velásquez, 2012)

La autoeficacia se refiere a los juicios de cada persona sobre las propias capacidades para realizar acciones requeridas en el manejo de posibles situaciones específicas, mismos que tienen importantes efectos sobre el esfuerzo empleado y la persistencia. (Blanco, 2010)

La autoeficacia es el juicio acerca de las capacidades personales de respuesta, determinándolo como un juicio negativo o positivo dependiendo de cómo se ha interpretado por el sujeto, los resultados obtenidos con anterioridad y en torno a las señales que ha dispuesto. (Olaz, 2001)

Note de bas de page 1 :

El constructo de autoeficacia ha sido desarrollado en la Teoría Social Cognitiva en donde su principal representante Albert Bandura, propone avances en cada estudio para demostrar que el papel de la autoeficacia en el individuo es de gran relevancia para su bienestar y sostiene que gran parte del conocimiento del hombre es gracias a la interacción social. (Olaz, 2001)

La teoría social cognitiva tiene características diferentes a otras ya que ésta abandona el modelo de causalidad lineal, oponiéndose al determinismo ambiental unidireccional; permite el estudio del ser humano, en toda su complejidad, tomando en cuenta múltiples factores1.

Específicamente, en las madres jefas de familias monoparentales es necesario crear condiciones que les permitan la adopción de unas creencias referenciadas en la autoeficacia, de acuerdo con su contexto. Además, esas creencias deben resaltar y evidenciar las potencialidades y recursos con los que cuenta para conseguir sus metas y objetivos tanto a corto como a largo plazo. (Velásquez, 2009)

La autoeficacia se puede decir que se compone por los siguientes procesos: a) el proceso metacognitivo relacionado con las capacidades y posibilidades de acción (autoeficacia), basado en las creencias y sentimientos provocados internamente en torno a posibilidades de actuación externa; b) la otra situación refiere a la actuación real que estamos capacitados para realizar (eficacia).

Gutiérrez y Landeros (2018), en su estudio descriptivo-correlacional sobre la autoeficacia en hombres y mujeres, el cual tuvo como objetivo explorar las relaciones entre la autoeficacia académica y la ansiedad en una muestra de 310 personas (183 mujeres y 127 hombre), las mujeres obtuvieron puntajes más altos en ambas variables lo cual resulta interesante, desde la perspectiva de género.

Blanco, Ornelas, Aguirre y Guedea (2012) realizaron una investigación que consistió en comparar los perfiles de autoeficacia académica percibida, de hombre y mujeres universitarios, con una muestra total de 2,089 sujetos (902 mujeres y 1,187 hombres), estudiantes de primer ingreso a las licenciaturas que se ofrecen en la Universidad Autónoma de Chihuahua, con una edad promedio de 18.23 años (de= 0.74). Las diferencias encontradas entre hombres y mujeres con respecto a su percepción de autoeficacia, sugiere una relación con el factor comunicación; es decir, expresar ideas con claridad, hacer comentarios y aportaciones pertinentes.

En caso de desacuerdo, ser capaz de entablar un diálogo con los profesores y sentirse bien con su desempeño cuando se habla enfrente de una clase o grupo de gente; aun cuando en la autoeficacia percibida actualmente entre hombres y mujeres no hay diferencias significativas, pero sí las hay en cuanto que las mujeres se perciben como más autoeficaces, al mismo tiempo que con mayor necesidad y posibilidad de serlo que los hombres.

Método

El presente estudio corresponde a un diseño cuasi-experimental - ya que los participantes no se asignaron aleatoriamente a los grupos - transaccional y descriptivo, el cual estriba en recolectar datos en un solo momento que fueron clasificados, ordenados, analizados e interpretados. La muestra, no probabilística, tiene características sociodemográficas que ejemplifican las problemáticas que padecen de forma general la población de jefas de familia monoparental del Sur de Sonora, teniendo como referente el Modelo de Intervención Comunitaria Intercultural en el que se toma como prioritario el respeto a la cosmovisión del grupo social, así como su participación activa en sus propias problemáticas.

Participantes

La muestra fue de tipo intencional, no probabilística y constó de 33 mujeres jefas de familia monoparental en un rango de edad de 19 a 48 años del sur de Sonora, México; el 39.4% con al menos un hijo, siendo criterio de inclusión el que estar inscritas en un programa de apoyo social y que en la actualidad estuvieran recibiendo apoyo económico o en especie en una Organización no Gubernamental.

Instrumento

Para la recolección de datos se elaboró una encuesta sociodemográfica que incluyó información básica como la edad, religión, nivel educativo, actividad laboral, estado civil y en relación a su situación específica se les solicitó señalar datos relativos a la vivienda (propia, rentada, prestada y casa familiar), servicio médico; si se recibe apoyo económico por parte del padre de sus hijos o de otras personas, así como si los hijos reciben apoyo emocional y atención del padre. En el caso de la medición de la autoeficacia se utilizó la Escala de Autoeficacia General de Baessler y Schwarzer de 1996 (Padilla, Acosta, Guevara, Gómez y González, 2006). Ésta contiene reactivos sobre la confianza global de la persona para enfrentarse a un amplio rango de situaciones. Consta de 10 ítems tipo Likert, con un alfa de Cronbach de 0.94 en población mexicana con un formato de respuesta de 1 a 4 puntos donde 1= Incorrecto, 2= Apenas cierto, 3= Más bien cierto, 4= Cierto, con un puntaje total de 40 puntos.

Los puntos de corte son:

a) Autoeficacia General Baja (AGB):1-29 puntos.

b) Autoeficacia General Media (AGM): 30 a 34 puntos.

c) Autoeficacia General Alta (AGA): 35 a 40 puntos.

Procedimiento

Se realizó la vinculación con una ONG del Sur del Estado de Sonora, identificándose las jefas de familia monoparental con los criterios de inclusión establecidos, realizándose la aplicación en medio abierto, de forma directa en los domicilios de las mujeres. Se les invitó a participar en el estudio para la aplicación del instrumento informándoseles sobre la confidencialidad de la información proporcionada de manera individual y se les dio la libertad de que, en cualquier momento que ellas desearan abandonar la resolución del instrumento, podían hacerlo; se les explicó que se entregaría un informe general a la ONG, que sería de utilidad para mejorar los programas de apoyo social.

Tras obtener la autorización de las mismas se procedió a aplicar el instrumento a manera de entrevista, realizándose en una sola sesión. Una vez obtenida la información, se procesó en el paquete estadístico SPSS versión 25L, para posteriormente procesar los resultados, así como la devolución de los mismos a través de un informe general.

Resultados

Como puede apreciar en la figura 1, el 75.7% de las madres jefas de familia participantes en este estudio tienen uno o dos hijos, y el 24.3% tienen más de tres hijos.

Figura 1. Porcentajes de la media de hijos

Figura 1. Porcentajes de la media de hijos

Elaboración propia

Con respecto al estado civil son predominantemente solteras (76%) y después divorciadas con un 18% tal como puede apreciarse en la figura 2.

Figura 2. Estado civil de las madres

Figura 2. Estado civil de las madres

Elaboración propia

El nivel educativo considerado fue desde primaria hasta posgrado, donde el porcentaje máximo fue en el nivel secundaria con 36%; el 27% cuenta con estudios de nivel medio superior y el 24% cuenta con estudios universitarios. (Figura 3)

Figura 3. Nivel educativo de la muestra

Figura 3. Nivel educativo de la muestra

Elaboración propia

En el ámbito laboral el 92% tiene un empleo, del cual el 62% labora en empresas de diversos giros y el 30% se autoemplea a través de actividades de venta principalmente. (Figuras 4 y 5)

Figura 4. Porcentaje relacionado con actividades laborales

Figura 4. Porcentaje relacionado con actividades laborales

Elaboración propia

Del 62% de las mujeres que son empleadas se puede apreciar que solo el 10% se dedica a labores a nivel profesional, y el resto del porcentaje como empleadas secretariales, de maquilas y domésticas.

Figura 5. Porcentaje relacionado con actividades de empleo en organismos

Figura 5. Porcentaje relacionado con actividades de empleo en organismos

Elaboración propia

Dos factores socioeconómicos muy relacionados con el área laboral son la seguridad social y la vivienda. En el área de la salud se tomaron en cuenta los diferentes organismos que, en México, ofrecen este servicio como lo son IMSS , ISSSTE, ISSSTESON, Seguro Popular o, de ser el caso, el uso de Centros privados, de los anteriores, solo IMSS con un 55% y el Seguro Popular con un 33% fueron mencionados; incluso 12% de los casos no posee ninguno que cubra su salud y ni la de sus hijos. (Figura 6)

Figura 6. Porcentaje relacionado con servicios de salud

Figura 6. Porcentaje relacionado con servicios de salud

Elaboración propia

En cuanto al tema de la vivienda, el porcentaje mayor indica que, de las 33 mujeres, el 30% paga arrendamiento, el 30% viven con familiares, el 16% les es prestada y el 24% posee con casa propia. (Figura 7)

Figura 7. Porcentaje relacionado con el tipo de vivienda

Figura 7. Porcentaje relacionado con el tipo de vivienda

Elaboración propia

En cuanto al apoyo económico por parte del padre el 76% de las participantes no recibe dinero para la manutención de los hijos que tienen en común. Y con respecto al apoyo emocional por parte de los padres a los hijos, el 68% plantea que no percibe apoyo emocional. (Figura 8)

Figura 8. Porcentaje relacionado con apoyo económico y emocional

Figura 8. Porcentaje relacionado con apoyo económico y emocional

Elaboración propia

Ahora bien, con respecto al apoyo económico que reciben de un familiar, en la figura 9 se aprecia que el 82% no recibe tal apoyo.

Figura 9. Porcentaje relacionado con apoyo económico de familiares

Figura 9. Porcentaje relacionado con apoyo económico de familiares

Elaboración propia

La información arrojada de la Escala de Autoeficacia General dio que para la presente aplicación del alfa de Cronbach fue de 0.95 mayor que la obtenida de la versión original (Tabla 1), con una media de 30.28 - varianza de 40.91 y una desviación estándar de 6.39 (Tabla 2). La medida KMO dio un valor de 0.89, significando un coeficiente de correlación aceptable entre los valores. (Tabla 3)

Tabla 1. Fiabilidad obtenida

Estadística de fiabilidad

Alfa de Cronbach

.955

Tabla 2. Características de la escala

Estadísticas de la escala

Media

30.28

Varianza

40.918

Desviación estándar

6.397

Tabla 3. Adecuación muestral y prueba de esfericidad

KMO y prueba Bartlett

KMO

.890

Bartlett

.000

Elaboración propia

Los puntajes obtenidos para determinar el nivel de Autoeficacia General de la muestra dieron como resultado que el 52% de las madres jefas de familia poseen una Baja Autoeficacia; 18% obtuvieron un rango medio y, por último, el 30% tiene una Autoeficacia Alta. (Figura 10)

Figura 10. Resultados de los niveles de autoeficacia en número de personas y porcentaje

Figura 10. Resultados de los niveles de autoeficacia en número de personas y porcentaje

Elaboración propia

Conclusiones

Los resultados obtenidos son congruentes con lo que sucede en México, en donde aproximadamente una quinta parte son madres solas, jefas de familia - proporción que va en aumento por separación o divorcio, viudez, por abandono del padre, o incluso por decisión propia (INEGI, 2019). En la muestra de estudio, casi la cuarta parte está conformada por más de tres hijos, 76% de estado civil solteras; 63% nivel educativo secundaria y preparatoria, un 18% nivel universitario.

92% cuentan con un empleo, de las cuales el 62% labora como dependientes en empresas maquiladoras, secretariales, domésticas; aunado a esto el 12% no posee ningún servicio médico y el 33% posee Seguro Popular. El 76% no cuenta con casa propia, un porcentaje similar no recibe apoyo económico de los padres de sus hijos ni de un familiar, por lo que no es de extrañar que el 52% se ubique en el nivel de baja autoeficacia, lo cual significa que las situaciones adversas las pueda poner en un estado de indefensión tal que esté afectada la confianza en sí mismas para salir adelante. Y como menciona De Paz (2019) esto impacta la autoestima y son obstáculos adicionales que les impiden progresar en la vida.

El número de hijos complejiza aún más la situación y si se considera que casi la cuarta parte tiene más de tres hijos. Como queda establecido en la investigación de Morgado, González y Jiménez (2003), los problemas a los que tienen que hacer frente se encuentran los económicos, la conciliación de la vida laboral y con el cuidado de sus hijos, la sobrecarga de responsabilidades laborales y relacionadas con el hogar.

Note de bas de page 2 :

Hay una diferencia con respecto al estudio de Blanco, Ornelas, Aguirre y Guedea (2012) en el que encuentran autoeficacia mayor, pero los resultados obtenidos pueden deberse a que la muestra fue en personas de nivel universitario, lo cual habla de un estatus de mayores oportunidades.

2La mujer como madre jefa de familia monoparental tiene el deber de ejercer tres principales roles, ya que es ella a quien se le ha asignado social y culturalmente el rol de la crianza de los hijos, ser el soporte económico del hogar o aportar con los gastos generados en caso de vivir con familiares; por último, como ama de casa, es ella quien realiza las labores domésticas del hogar - sumado al crecimiento profesional que, de forma simultánea, buscan.

La crianza de los hijos se torna increíblemente complicada y retadora (Figura 4). La gran mayoría de las madres trabaja, lo que significa que se debe buscar un lugar y personas de confianza quienes puedan cuidar al niño; desde familiares (principalmente los padres o abuelos de la madre), niñeras, amigos y estancias infantiles, a la vez que se intenta ser una fuerte figura materna que pueda cubrir las necesidades emocionales, psicológicas y económicas, tal como lo sugieren González y Jiménez (2003).

El pobre apoyo emocional y económico del padre de sus hijos lo torna más difícil, figura que es fundamental para la crianza, sobre todo en situaciones donde los padres están separados; por ello, resulta desalentador que un porcentaje del 68% de las mujeres considera que los niños no reciben apoyo emocional del padre e incluso que nunca ha visitado a sus hijos.

Por todo lo anterior, se explican los resultados obtenidos en cuanto a la Autoeficacia General de las mujeres jefas de familia, es decir el hecho de que el 52% se encuentre en el rango Bajo de autoeficacia (Figura 10). Con bajos recursos económicos, el poco acceso a una vivienda propia, la posibilidad de no contar con seguridad social y que sea en contadas ocasiones que se reciba cualquier clase de apoyo por parte del padre, resulta casi imposible que se generan las altas expectativas de autoeficacia, ya que la confianza de la persona para enfrentarse a las situaciones nuevas o estresantes se ve afectada por su entorno social, económico, personal y familiar.

Para concluir, se afirma la necesidad de cambios en las políticas públicas relacionadas con el apoyo a esta población.

Por otro lado, es fundamental promover la cultura de la denuncia legal por descuido y negligencia de la figura paterna, no solo en el aspecto económico sino en el moral, el afectivo. Es, en esencia un desafío social superlativo, como en la desigualdad social, falta de educación, desigualdad económica, dado que se requiere generar mayor acceso a trabajos formales, pero a la vez flexibles, que les permitan cumplir el rol de madre, mujer y jefa de hogar.

Los programas de apoyo social de las ONG, sin duda, deben incluir asesoría legal para que los padres asuman la responsabilidad de sus hijos de manera similar a la que la asume la mujer. Es muy necesario generar espacios de cuidado seguro de los hijos - las estrategias de las redes de apoyo entre las mujeres son vertebrales. Otro aspecto a considerar es generar la educación abierta para que las mujeres puedan aspirar a oportunidades de superación profesional. Todo lo anterior es sin duda una utopía en tanto los órganos de gobierno verdaderamente no aprueben iniciativas de ley en el corto plazo, que ubiquen a la mujer en el mismo peldaño que el hombre.