Desarrollo urbanistico y social de viviendas para personas mayores en los Países Bajos Urban and social development of housing for the elderly people in the Netherlands

Freddy Galeano 

https://doi.org/10.25965/trahs.4296

Los Países Bajos se han caracterizado como un país que siempre está en proceso de renovación. El paisaje urbano se transforma día tras día en un equilibrio entre la preservación de su patrimonio histórico, la modernidad en equilibrio con el medio ambiente y la responsabilidad para con las personas residentes. Esta transformación urbanística es notable especialmente desde 1965, un período donde comienza un cambio en la vivienda para las personas mayores en términos de la responsabilidad social en el desarrollo que busca un bienestar especial para esta grupo poblacional.
Este artículo explora aquellos cambios que van más allá de la planificación arquitectónica - urbana y avanzan hacia analizar hasta qué punto hay una visión de responsabilidad social compartida entre la atención que el gobierno puede ofrecer, con el apoyo de las familias, al cuidado de sus miembros mayores, para que haya viviendas dignas, especialmente debido al notorio envejecimiento de la población en Países Bajos, dado que es evidente que el número de personas mayores ha aumentado considerablemente en los últimos años como resultado de la ola de nacimientos después de la Segunda Guerra Mundial, combinada con una mayor prosperidad y una mejor atención médica que resulta en más personas y con mayor perspectiva de vida.
Estos cambios requieren un compromiso conjunto para preservar la calidad de vida y el respeto por aquellos que construyeron el presente y que muchos aún pueden contribuir al desarrollo con sus conocimientos y experiencias, buscando mantener la cohesión de la comunidad que los fortalece como nación, tanto para su gran legado histórico, como por los desafíos impuestos por la modernidad que se pueden tomar como ejemplos a nivel internacional.

The Netherlands has been characterized as a country that is always in the process of renewal. The urban landscape is transformed day after day into a balance between the preservation of historical heritage, modernity, environmental care and responsibility for people. This urban transformation is notable especially since 1965, a period where a change in housing for the elderly begins in terms of social responsibility and development, which seeks a special well-being for these people.
This article will explore those changes that transcend architectural and urban planning by moving towards a vision of social responsibility shared between the attention that the government can offer with the support of families in caring for their elderly, to find them a decent residence. The Netherlands faces the number of older people increase considerably in the lastyears as a result of the wave of births after World War II, combined with greater prosperity and better medical care resulting in more people and with a greater perspective on life.
These changes require a joint commitment to preserve the quality of life and respect for those who built the present and that many can still contribute to development with their knowledge and experiences in order to maintain the community cohesion that strengthens them as a nation, both for their great historical legacy, as for the challenges imposed by modernity that can be examples at international level.

Contents
Full text

I- Contexto Histórico

La vejez no es una enfermedad

Note de bas de page 1 :

De oudeliedenzorg te Amsterdam Rapport 1942.

Para comprender el enfoque que los Países Bajos dan al tema de los adultos mayores, se quiere hacer una aproximación que evite la estigmatización hacia los temas relacionados con los adultos mayores. Es, entonces, fundamental partir de una premisa en la que se basa el desarrollo urbano en este país del norte de Europa: el envejecer no significa necesariamente que se esté o se vaya a estar enfermo; y, es desde este fundamento que, desde inicios de los años 40 se plantean en los Países Bajos los cambios más representativos en la vida urbana y la arquitectura de la vivienda para personas mayores, dado que los profesionales responsables del sector de la construcción se enmarcan en la tarea de producir una investigación que se vio reflejada en un informe de 1942 del Consejo de Ámsterdam, acerca del cuidado y la vivienda para las personas mayores1.

Este reporte se considera hasta hoy el punto de partida que reestructuró el urbanismo en el sector de residencias para adultos mayores ya que durante muchos años la vivienda y el cuidado de salud habían estado estrechamente relacionados. Pese a ello, a partir de ese reporte, se plantea una división entre el cuidado y la vivienda, de modo que se crean dos instituciones de manera independiente.

Estos cambios se diseñan durante más de una década y se empiezan a evidenciar hasta finales de 1953, con un plan continuado, a largo plazo. Dicha separación ha recibido, a lo largo de los años, tanto aplausos como críticas por varios sectores de la sociedad, pues muchos profesionales del sector geriátrico consideraron que se estratificó de manera agresiva a las personas con menor capacidad económica, quienes fueron desplazados hacia la periferia de los centros urbanos, viéndose obligados a buscar lugares alejados, debido a los altos costos de la propiedad ubicada en ciudades como Amsterdam y su zona metropolitana.

Esta práctica afectó de manera evidente el tejido social de aquellos ancianos que tuvieron que desprenderse de sus entornos de confianza y apoyo como familiares y amigos, afectando a no pocos el estado psico-emocional de aquellos adultos mayores que se vieron expuestos al dilema de permanecer en sus vecindarios donde habían construido toda su vida o trasladarse a otros lugares donde deben re-aprender a compartir su vida con desconocidos.

Aquello representó una situación compleja por el desprendimiento y desarraigo a que se han visto dado que, actualmente (año 2021), se continúa evidenciando la situación de personas que son desplazadas de sus barrios tradicionales en los que han construido parte de su identidad. Más adelante, en este artículo, se tomará un estudio de caso para ejemplificar esa realidad social en la que los adultos mayores se ven obligados a buscar la provincia para encontrar un lugar de residencia y cuidado, digno.

El nuevo plan de urbanismo, desde el principio, ha resultado aún más complejo dado que a pesar de separar los temas de cuidado de los adultos mayores, del ámbito de la vivienda, pero sin que fuera en detrimento de la filosofía de cuidado y tratamiento hacia los adultos mayores con problemas de salud, sino que además buscaba enfocarse en las características esenciales de la población anciana en general, pues antes de 1942 la atención a las personas mayores se planteaba como una manera de atención a los pobres (Mens, Wagenaar 2009)

Note de bas de page 2 :

En Países Bajos, la política de vivienda se enmarca en dos sectores: el social que cubre la vivienda modesta de tipo económico, con rentas inferiores a 250 euros, y que están generalmente administradas por cooperativas de vivienda que, a su vez, son controladas por el Estado. Por otra parte, está el sector libre que cubre viviendas con precios muy superiores - estas propiedades, en su mayoría pertenecen a particulares.

En el ámbito de la arquitectura, esto dio un impulso a una dinámica de modernización en atractivas y confortables construcciones; quizá en un principio no fue notoria la diferencia de precios, pero con los años se evidenció que la nueva política social tenía serías objeciones. Primero, porque se inició un plan en el que vendrían procesos de privatización de muchas viviendas que se encontraban en el “sector social”, para pasar al “sector libre”2 en el que solo podían adquirir vivienda, quienes tuvieran la capacidad económica de comprar o rentar teniendo en cuenta los altos costos que les representaba. La gran mayoría de adultos mayores se vieron obligados a esperar a que se les asignara vivienda social en la periferia o en la provincia dado que los centros urbanos quedaron por fuera de su alcance económico.

Izquierda: imagen del edificio para adultos mayores del sector social, rentas alrededor de 250 euros. Derecha: el edificio remodelado para al sector libre con rentas promedio de 1500 euros.

Izquierda: imagen del edificio para adultos mayores del sector social, rentas alrededor de 250 euros. Derecha: el edificio remodelado para al sector libre con rentas promedio de 1500 euros.

Fotografía: F Galeano

Ese nuevo enfoque en política social también argumentaba que otros indicadores tales como la educación, la etnia, la ocupación, la posición económica y el estatus social perderían importancia como criterios para distinguir grupos específicos al llegar a una determinada edad. Este era el indicador que daba como grupo homogéneo a las personas mayores y es desde esta premisa que se dio paso a un pensamiento en el urbanismo en donde ellos eran el grupo de interés.

Esos planteamientos, registrados en el informe del 42, se fueron estructurando de manera algo paulatina pero decisiva y solo se vio reflejada, de manera contundente, en la siguiente revolución arquitectónica que tuvo lugar desde principios de los 80´s. En esta nueva etapa se plantea separar de manera más evidente la vivienda del cuidado de los ancianos.

Los ancianos no son inferiores a los jóvenes

Este nuevo paisaje arquitectónico se sustentaba en la argumentación que los ancianos no eran de ningún modo inferiores a los jóvenes; de hecho, marcó un punto decisivo para la arquitectura de la vivienda para personas mayores en donde se evidenció un nuevo pensamiento en el que esa arquitectura ( Mens, 1999), en gran manera, estaría estructurada de acuerdo con la posición social de los ancianos, en especial por aquellos que estuvieran dispuestos a usar los ahorros de su época productiva en grandes inversiones con el pretexto de vivir sus últimos años en la comodidad, la seguridad y ubicación privilegiada en los centros urbanos de las principales ciudades. Pero, como ya se comentó, no serían muchos los afortunados.

Esa renovación se mantuvo esa identidad de cultura simple y austera, en especial en provincia donde los holandeses la describen como aquella herencia calvinista en donde no hay un fin prioritario en los lujos y el tipo de confort excesivo como se pudiera apreciar en otros países de Europa o de las Américas, de modo que, en Países Bajos, por sobre la estética se le dio importancia a la seguridad, funcionalidad y al servicio.

A pesar de las criticas, ese informe del 42 se mantuvo como la base para un plan del cuidado de los ancianos que se estudió y luego se puso en práctica después de la Segunda Guerra Mundial. En el reporte se estableció de cierta forma un tipo de discriminación positiva al ser, estos adultos mayores, diferenciados como una especie de categoría especial con identidad propia de la postguerra, con una fuerte cohesión social. Además, se le daba realce al discurso en que ellos no eran una clase inferior a los jóvenes, que al contrario era necesario tener en cuenta esa fuente de conocimiento y experticia suficiente que no se podía desperdiciar ni olvidar.

De esta manera, se dio prioridad a la filosofía de cuidado y dignidad en la vida de los adultos mayores, en la que se plantearon nuevas medidas sociales con el objetivo de combatir la pobreza en la población de tercera edad. Se buscaba disminuir la brecha que separaba aquellas personas mayores pobres y desfavorecidas con sus pares con alta capacidad monetaria. A partir de ese momento, el cuidado de los ancianos dejó de ser sinónimo de cuidado de los pobres. De hecho, esto hizo que el cuidado de los ancianos fuera un área que debería abarcar a toda la población de adultos mayores y no solamente a aquellos que se les consideraban que vivían en la pobreza.

La prioridad fue proteger la autoestima y la igualdad de las personas mayores. El hecho de que ya no pudieran proporcionar "trabajo creativo" y, por lo tanto, no pudieran generar sus propios ingresos no debería restarle valor como personas pues sería desconocer su aporte social dentro de todo su curso vital y productivo.

Note de bas de page 3 :

Es interesante anotar que la idea de privilegiar a la clase productiva fue expandida por muchos países, pero en el caso del diseño urbanístico de Amsterdam, fue aún más evidente; de hecho al ser una ciudad identificada por sus canales y por su forma semicircular, su desarrollo se da a partir de la idea que quienes tenían a cargo la maquinaria productiva se les consideraba con mayor privilegio sobre aquellas clases pertenecientes a la oligarquía con poder adquisitivo e incluso las personas relacionadas con la casa real. Por esta razón los principales canales que forman los anillos de la ciudad en el que viven las personas más privilegiadas se diseñaron siguiendo este patrón: el primero Herengrasht se destinó a los comerciantes, el segundo Keizrgracht para la oligarquía y el tercero Princesgracht para quienes tenían relación con la monarquía.

Otro punto relevante en este cambio de políticas de vivienda se dio a partir de replantear las residencias de las personas mayores como lugares de caridad. Estos hogares siempre habían estado dominados por la idea de que la parte trabajadora de la población ocupara el primer lugar en la sociedad, lo que se debe reflejar en la prioridad que se le de a su lugar de residencia3. De modo que partían de la premisa que, si los trabajadores son la fuente de desarrollo por lo que producen a toda la sociedad, al igual que sus familias, ellos tienen derecho a disfrutar y beneficiarse del producto de su trabajo (Mens, 2009). Pero, en lo que respecta a desempleados y ancianos, éstos no pueden exigir nada, y a partir de este desafortunado planteamiento se consideraba que lo que se les pudiera proveer a los adultos mayores que ya no podían producir, sería tan solo un beneficio de orden caritativo, no como un derecho.

Note de bas de page 4 :

Artículo 25 de la declaración universal de los derechos humanos. https://dudh.es/25/ (consultado el 19 de agosto de 2021).

Por fortuna, este pensamiento segregacionista y discriminatorio fue opacado a partir de la reflexión conjunta de quienes manejaban las políticas públicas al considerarlo cruel e ingrato con quienes habían hecho parte de la construcción de una nación; por lo que se determinó que los trabajadores activos deben estar obligados a hacerse cargo de aquellas personas que, dentro de su curso vital, aún no tenían posibilidades de producir o ya habían cumplido su tarea durante su vida. Es decir, se determinó cumplir a cabalidad con la idea que ya estaba estipulada de manera contundente en el artículo 25. Numeral 14 de la Declaración de Derechos Humanos, que hace referencia al derecho de las personas mayores y su manutención:

Toda persona tiene derecho a un nivel de vida adecuado que le asegure, así como a su familia, la salud y el bienestar, y en especial la alimentación, el vestido, la vivienda, la asistencia médica y los servicios sociales necesarios; tiene asimismo derecho a los seguros en caso de desempleo, enfermedad, invalidez, viudez, vejez u otros casos de pérdida de sus medios de subsistencia por circunstancias independientes de su voluntad.

De cultura tipo nuclear a la creación de lazos de acogida

En Países Bajos hay un indicador cultural en su tejido social que ha afectado la vida de los adultos mayores, que se evidencia por la independencia y autonomía en su comportamiento social. Se podría definir como un tipo de pragmatismo núcleo familiar de padres e hijos que residen bajo un mismo techo y que mantienen una distancia hacia sus allegados más próximos como abuelos, tíos, primos etc. Esta estructura familiar difiere del tipo de conformación social de otros países de Europa o Latinoamérica en donde la conformación de lazos sobrepasa al núcleo simple y adquiere un tejido social tipo molecular, más complejo e interdependiente, de modo que el sentido de familia se toma más amplio, incluyente en la toma de decisiones y abarca a muchas personas, desde abuelos hasta familiares de tercer grado e incluso amigos muy cercanos. Esto no es un indicador menor dado que las personas mayores hacen parte de estos procesos decisorios sobre el resto de parientes; y, a la vez, “los abuelos” son afectados por decisiones de otros.

Así, en el caso de las familias holandesas, a los abuelos se les considera allegados, pero sin interferir en núcleo familiar. Son independientes en su toma de decisiones; no obstante, en el caso en que requieran asistencia, el Estado, hasta hace poco, era el único responsable de la persona mayor de acuerdo con los parámetros establecidos de autonomía económica, salud mental y física.

Esta forma de construcción de su tejido social tipo nuclear ha pervivido durante décadas lo que, de algún modo, ha estimulado una despreocupación hacia sus adultos mayores; las familias se desentienden y se da el “problema” de hospedar y cuidar a sus viejos a las cooperativas de vivienda que se encargan de asignar un lugar para su residencia, de acuerdo con las solicitudes y disponibilidad de espacios en las ciudades.

Note de bas de page 5 :

En Países Bajos ya no hay atención personal en donde se reciban las transacciones, toda operación bancaria se realiza vía dispositivos electrónicos y maquinas autónomas en donde se deposita el dinero.

Por lo anterior, en este tipo de sociedad holandesa donde se marca una distancia hacia todo miembro que no resida bajo el mismo techo se evidencia un factor de vulnerabilidad hacia los abuelos quienes en esa independencia perciben una falta de apoyo por parte del resto de la familia en temas importantes como el manejo de dispositivos que trajo consigo la revolución tecnológica, como ejemplo la incertidumbre en tareas que antes las consideraban simples como el hecho de ir a su banco de barrio a hacer alguna transacción financiera; hoy se ven obligados a aprender hacerlo a través de un ordenador5 lo que ha hecho que en ocasiones sientan que pierden el control de sus vidas.

A pesar de que se inicia un mejoramiento de las políticas publicas que promueven la equidad para que los adultos mayores no se perciban como inferiores a los jóvenes, se evidencia una dificultad por parte de los abuelos en el manejo de los avances tecnológicos que traen consigo cambios a los que les es difícil seguir el ritmo y los sitúa en una posición de desventaja social.

No obstante ese mismo obstáculo tecnológico que percibían los mismos abuelos, fue aprovechado por grupos de profesionales del aérea geriátrica que vieron como una forma de responsabilidad incluir a los ancianos en los avances científicos, no solo para facilitarles la vida en cuanto comodidades y entornos seguros sin necesidad de desplazarse sino para hacer seguimientos más personalizados, en tiempo real, por parte del personal sanitario y de cuidado, control de estado de salud, manejo de datos y trasferencia de información confiable y a tiempo. Eso redujo y simplificó procesos y tiempos de espera en atención geriátrica. De esta manera, se dio inicio a procesos con nuevas ideas de modernización en pro de facilitar la vida de los adultos mayores y proporcionarles los caminos más adecuados para apoyarlos

La separación del cuidado de los ancianos de los temas de la vivienda

Note de bas de page 6 :

https://datos.bancomundial.org/indicator/EN.POP.DNST?locations=NL La densidad de la población se define como la población a mitad del año dividid por la superficie territorial en kilómetros cuadrados.

Con los adelantos tecnológicos se revive una de las propuestas que ya se planteaba en ese reporte del 42 que consistía en separar la vivienda del cuidado de los adultos mayores. Con ese asistimiento, el gobierno holandés construyó programas que estimulaban al familiar a que acogiera a sus ancianos, aunque hasta el momento no ha tenido un efecto significativo. Primero, por su tradición cultural de independencia tipo nuclear familiar, de la que ya se hizo mención más arriba; y, segundo, por el gran problema de su extrema densidad demográfica en tan poco territorio6 (más de 518 habitantes por kilometro cuadrado), lo que ha significado que la adquisición de vivienda sea un problema de central importancia durante varias décadas. En una nación en la que los adultos mayores viven solos, a parte de la de sus familias (cuando las hay) hace que en Países Bajos se agudice el problema de la escasez de vivienda más aún por el aumento de la perspectiva de vida y el envejecimiento progresivo de su población.

Note de bas de page 7 :

Los kraker (Okupas en castellano) son personas que instalan de manera ilegal y buscan tomar posesión de edificios o casas que se encuentran vacíos o que están siendo renovados. El modelo holandés de los okupas se consideró uno de los más agresivos de Europa occidental. Pero a la vez fue validado como un movimiento social que apoyó a las clases menos favorecidas.

El problema del déficit de vivienda para adultos mayores en Países Bajos se evidencia en especial a partir de los años 50 de la post-guerra, cuando se inician procesos de evacuación las áreas residenciales que habían sido afectadas por la guerra y que necesitaban ser renovadas para poder ser habitables de nuevo. Pero, en el período de desocupación, las casas a menudo fueron asaltadas y ocupadas por personas que buscaban un lugar donde vivir. Alrededor de 1965, una forma de organización social se instituyó con el establecimiento de los kraker que en España recibieron el nombre de okupas7 ilegales. Durante los siguientes años esta forma ilegitima de buscar viviendas se convirtió en una forma de acción política; de hecho, fue visto como una fuerza para la reforma social en donde los beneficiarios en gran medida fueron los adultos mayores.

Los movimientos de okupas no solo buscaban sus propios beneficios, sino que además veían en los adultos mayores su principal bandera. Se encargaron de buscar las casas y edificios que estaban destinados a ser renovados, o que ya estaban en proceso de renovación. Las alcaldías dispusieron carteles con el fin de advertir que, en caso de que se produjera la ocupación, el desalojo se haría de manera perentoria. El movimiento de los okupas “kraakbeweging” se inspiró de los carteles, para encontrar una respuesta a su desespero por hallar vivienda, en particular para el grupo más vulnerable de ellos: el de sus adultos mayores. Los movimientos sociales tuvieron como resultado el que el gobierno se enfocara en aliviarles los problemas de vivienda con los que se enfrentaban.

El cartel de la izquierda muestra cómo la alcaldía advertía de desalojos si las casas fueran ocupadas de manera ilegal. En el centro, el cartel de respuesta de los movimientos sociales. El cartel de la derecha muestra de manera simbólica cómo la prioridad la deberían tener los adultos mayores.

El cartel de la izquierda muestra cómo la alcaldía advertía de desalojos si las casas fueran ocupadas de manera ilegal. En el centro, el cartel de respuesta de los movimientos sociales. El cartel de la derecha muestra de manera simbólica cómo la prioridad la deberían tener los adultos mayores.

Note de bas de page 8 :

Traducción al castellano: Archivos del Instituto Internacional de Historia Social de los Países Bajos.

Fuente: Archief van het Internationaal Instituut voor Sociale Geschiedenis in Nederland8

Sin embargo, a pesar de una alta demografía y escasez de viviendas se inició la integración que necesitaban estos adultos mayores que vivían en soledad y que no contaban con familia que los pudiera acoger. Asimismo, se vio como una de las vías de solución para personas más jóvenes que encontraban un lugar donde residir. Fue el caso de Hans Verme, del que hablaré a continuación.

II- El desplazamiento urbe central a la provincia preservando la dignidad del adulto mayor

Durante esta investigación, tuve la oportunidad de visitar unas residencias para adultos mayores y fue allí donde me entrevisté con un señor holandés, marinero en su juventud que luego trabajó como disc jockey en una discoteca en Málaga (España). Toda su vida vivió en Permerend, n conglomerado urbano dentro del área metropolitana de Ámsterdam, pero, después de sufrir cuatro ictus o infartos cerebrales en los que se determinó que no podía seguir viviendo solo en una casa, y que no podía valerse por sí mismo, de manera independiente, el gobierno decidió su traslado a residencias para ancianos. Pero Hans quería seguir viviendo en su entorno de barrio, rodeado por sus vecinos y amigos, cerca de sus allegados. Ahora bien, como no había casas disponibles, le tocaba, por lo menos esperar 20 años para obtenerlo. A través de contactos, Hans logró dar con un lugar en otra población: Hoorn, a más de una hora de recorrido en auto. Allí, en Keizerskrom, Hans encontró, a pesar de estar lejos de su entorno, a una comunidad de apoyo en un grupo de personas empáticas especializadas en el cuidado de adultos mayores.

Izquierda: En su pequeño apartamento dentro de las residencias en Hoorn, Hans Vermie en compañía de Maaike, la joven enfermera quien tiene a cargo su cuidado.Derecha: vecinos de Hans que viven en pareja dentro de la residencia para adultos mayores.

Izquierda: En su pequeño apartamento dentro de las residencias en Hoorn, Hans Vermie en compañía de Maaike, la joven enfermera quien tiene a cargo su cuidado.
Derecha: vecinos de Hans que viven en pareja dentro de la residencia para adultos mayores.

Fotografía: F Galeano

En este desplazamiento hacia la periferia rural de Países Bajos, Hans comprendió las virtudes de esos nuevos planteamientos en los que se definía la atención geriátrica como una política social que incluía un sistema en el que se preocupaba por identificar a los adultos mayores como población vulnerable, en ámbitos como que se le garantizaba una pensión con un ingreso económico digno y periódico lo que le creaba entornos de autonomía financiera sin que los percibiera como actos caritativos indignos para su autoestima.

En Hans se puede apreciar cómo la dignidad del adulto mayor es proporcional si se lográ conseguir esa independencia económica a pesar de su edad y que se aparta de cualquier sentido de ayuda caritativa que tiende a menospreciar todo el aporte que han dado a la construcción de una sociedad.

La combinación entre el apoyo estatal y la generación de redes comunitarias independientes ayudan día tras día a mantener su salud mental más equilibrada, se disminuyeron los estados de ansiedad por la incertidumbre que les producía el no saber a quien pedir ayuda.

Al respecto Hans afirma que esas condiciones de inseguridad frente a su salud y la dificultad en encontrar un lugar donde vivir pudieron ser una de las causas de sus repetidos infartos cerebrales dado que en él se vio atropellado en su dignidad además de la incertidumbre que ya habían adquirido un carácter rutinario y de modo de vida insano y que desafortunadamente se ha naturalizado en los adultos mayores que viven en soledad.

El cuidado que le proporciona el Estado holandés a Hans, equilibra de manera importante la imposibilidad de tener a su familia, viejos vecinos amigos y redes de acogida cerca. Actualmente, Hans aparte de su pensión recibe ayuda de Estado para el pago de su renta vivienda y cubrimiento total de todos los servicios médicos.

Note de bas de page 9 :

Antes de la pandemia del Covid-19 Hans recibía 4 visitas personales por día.

El segundo ámbito en el que Hans se dio cuenta de los beneficios que sacaba es el de la asistencia sanitaria. Empezó a experimentar que el cuidado de su salud, de su vida, podía ser de naturaleza doméstica más que médica; que su complejo estado de salud podía ser controlado así que ese apoyo médico de seguimiento periódico le daba más tranquilidad. En efecto, en su rutina diaria Hans es visitado de manera personal una vez al día por enfermeras especializadas en pacientes geriátricos y, además, tiene tres encuentros virtuales para apoyo médico y control de sus signos vitales9, niveles de azúcar de manera remota. Por si fuera poco, si se da el caso de que Hans no conteste al llamado de inmediato se envía una ambulancia con personal paramédico especializado que se encuentra en el centro de salud a pocos metros de su residencia.

Una de las bondades que Hans encuentra al vivir en la provincia es que la calidad del cuidado y servicio médico son superiores a las que tenía cuando vivía en Purmerend. Cuenta con una medica de cabecera que está en continua comunicación con él, un grupo de enfermeras. Una de ellas es Maaike quien va más allá de su deber y además de las visitas de rigor médico, en ocasiones lo visita de manera espontanea, para compartir tardes enteras cuando se encuentra fuera de servicio pues ella sabe lo importante que es para un adulto mayor la compañía que requieren además del cuidado, lo más importante, dice ella “recibir todo el afecto posible”….además el acompañar en sus rutinas diarias a Hans, Maaike lo ve como una experiencia de mutuo aprendizaje, de hecho esa es la razón por la que ella decidió especializarse en cuidar adultos pues de ellos se puede adquirir valiosos conocimientos útiles para todos los ámbitos de la vida. Pero el punto al que maaike le da más relevancia es el sentimiento de sincero agradecimiento que expresa el adulto mayor “eso es invaluable” y es la mayor motivación para continuar su labor como enfermera.

Izquierda: Hans en su carro eléctrico para personas con movilidad reducida. Derecha: aparcadero dentro de las residencias de sus vehículos eléctricos

Izquierda: Hans en su carro eléctrico para personas con movilidad reducida. Derecha: aparcadero dentro de las residencias de sus vehículos eléctricos

Fotografía: F Galeano

Las residencias donde se hospeda Hans, cuentan con todas las instalaciones especiales para personas mayores, sin que tengan que asemejarse a un hospital o clínicas geriátricas; simplemente son viviendas practicas, accesibles para personas con movilidad limitada y bien comunicadas. Su apartamento cuenta con cocina, sala de estar, habitación principal y además una habitación extra para recibir visitas si éstas optaran por hospedarse unos días y acompañar a Hans, quien expresa que lamentablemente no recibe muchas visitas y quisiera que lo visitaran aquellos viejos amigos que dejó en su anterior vecindario de Purmerend.

Izquierda: Hans Vernie en su habitación con el cordón con botón de pánico en su cuello. Derecha: Hans en su sala de estar, al fondo se aprecian sus recuerdos hobbies, música y autos a escala.

Izquierda: Hans Vernie en su habitación con el cordón con botón de pánico en su cuello. Derecha: Hans en su sala de estar, al fondo se aprecian sus recuerdos hobbies, música y autos a escala.

Fotografía: F Galeano

En las residencias el diseño es modesto pero seguro; se evita cualquier tipo de obstáculos y se cuenta con la instalación de todas las ayudas de movilidad existentes: puertas automáticas, escaleras eléctricas, ascensores. Además, se presta atención a las zonas de la integración y se promueven las actividades lúdicas y de entretenimiento, celebraciones en grupo… con el fin de reducir el aislamiento social.

Momentos de integración y esparcimiento dentro de la comunidad de adultos mayores que habitan la residencia.

Momentos de integración y esparcimiento dentro de la comunidad de adultos mayores que habitan la residencia.

Fotografía: F Galeano

Consideraciones finales

En Países Bajos la arquitectura de la vivienda para personas mayores viene a ser un referente para pensar en un grupo de ciudadanos que aun guardan la esperanza de además de estar sanos, quieren continuar aportándole a la sociedad. Muestra un modo de ver en que la arquitectura busca encontrar un equilibrio entre el bienestar de las personas mayores para que reciban y se beneficien de los avances tecnológicos que ofrece la modernidad y con un sentido incluyente.

El envejecimiento de la población colocará la arquitectura de la vivienda y el cuidado de las personas mayores en un lugar destacado de la agenda social en los próximos años, al ser evidente el aumento en porcentaje de envejecimiento y la mayor perspectiva de vida y la búsqueda de estándares de bienestar.

La vivienda tendrá que cumplir requisitos muy diferentes a los de los hospitales y las clínicas psiquiátricas, lo que la obligará a adaptarse para que pueda cubrir primero la necesidad de una vivienda digna y segundo que se siga adoptando los últimos avances tecnológicos en pro de una calidad de vida a favor de los adultos mayores.

Es necesario que se realicen estudios que incluyan trabajar con adultos mayores en busca de minimizar las brechas que trajo consigo la revolución tecnológica en quienes ahora se auto-percibir como extraños en lo que antes consideraban sus propios entornos. Así, los cambios se deben realizar de manera responsable si se quieren crear ambientes en donde los abuelos se sientan incluidos.

La responsabilidad debe ser colectiva frente lograr viviendas dignas y el cuidado de los adultos mayores; por una parte, el gobierno debe garantizar el bienestar equitativo de toda la población en donde los ancianos ocupan un lugar de respeto y privilegio; y además debe ser apoyado por las familias y la sociedad en general para que se den procesos en busca de una mejor calidad de vida en todos los periodos del curso vital de sus ciudadanos.

El cuidado de los adultos mayores no se debe tomar como un problema, se debe dar desde una perspectiva de agradecimiento y aprovechamiento de un saber que guarda la memoria colectiva de tantas experiencias vividas por quienes ayudaron a construir una sociedad y que merecen la atención por parte del Estado, de sus familias y cada sujeto social.