Formación de un grupo de investigación sobre identidades juveniles universitarias desde la interdisciplina y el feminismo Formation d'un groupe de recherche universitaire sur l'identité de la jeunesse estudiantine à partir d’un point de vue interdisciplinaire et féministe

Rosario Román-Pérez ,
Elba Abril Valdez ,
María José Cubillas Rodríguez ,
Sandra Elvia Domínguez Ibáñez 
et Alicia Hernández Montaño 

https://doi.org/10.25965/dire.658

Se describen las lecciones aprendidas para la creación de un grupo de investigación interdisciplinario sobre identidades juveniles universitarias expresadas a través de roles y estereotipos de género, en dos estados del norte de México: Coahuila y Sonora. Como estrategia de trabajo se incorporaron la epistemología genética, la teoría de sistemas complejos, la interdisciplina y la cibercultur@, desde una mirada feminista. Los temas investigados fueron la violencia en el noviazgo, el uso del condón, la percepción del riesgo alimentario y las relaciones amorosas de las juventudes universitarias. La metodología utilizada en los tres primeros temas fue cuantitativa y con grupos de enfoque. La información del último se obtuvo mediante entrevistas a profundidad. Los resultados muestran por un lado el proceso de conformación de este grupo emergente de investigación y, por otro, que la población universitaria estudiada se aleja gradualmente de concepciones tradicionales sobre los géneros, al menos en el discurso, para dar paso a valores, ideas, prácticas y auto conceptos que se acercan más al respeto de la autonomía entre las parejas y la convivencia igualitaria.

Les constats et enseignements, analysés ci-dessous, sont issus d’un groupe de recherche interdisciplinaire de l'université, sur la notion d’identité des jeunes exprimée à travers les rôles et les stéréotypes de genre, dans deux Etats du nord du Mexique: Coahuila et Sonora. Le travail s’est appuyé sur l’épistémologie génétique, la théorie des systèmes complexes, l’interdiscipline et la cyberculture, à partir d'un point de vue féministe. Les sujets étudiés ont concerné la violence dans les relations de couple, l'utilisation du préservatif, la perception des risques alimentaries et les relations amoureuses chez les étudiants. La méthodologie utilisée pour les trois premiers thèmes a été quantitative et à partir de groupes de parole. Les informations relatives au dernier thème ont été obtenues à partir de minutieux entretiens individuels. Les résultats montrent d'une part le processus qui a prévalu dans la création de ce groupe de recherche émergent et, d’autre part, que la population universitaire étudiée s’éloigne progressivement des conceptions traditionnelles du genre, au moins dans le discours, pour introduire des idées, des pratiques et concepts personnels qui sont plus proches du respect de l'autonomie de chacun au sein des couples et d’une coexistence égalitaire.

Sommaire

Texte intégral

Introducción

El estudio de las identidades juveniles universitarias es una tarea poco abordada en México. El presente trabajo muestra el camino recorrido para la constitución de un grupo de investigación de dos Instituciones de Educación Superior del Norte de la República Mexicana, Coahuila y Sonora, con el objetivo de analizar los roles y estereotipos de la población universitaria, como una forma de aproximarse a la comprensión de las identidades de sus estudiantes. La meta fue generar un sistema de información y de conocimiento, a partir de una propuesta teórico-metodológica sustentada en la epistemología genética, los sistemas complejos, la interdisciplina y la cibercultur@ desde una mirada feminista. Se analizan las lecciones aprendidas durante la construcción de un objeto de estudio compartido.

Inicialmente, cada integrante del grupo, de un total de seis, contaba con una investigación propia como requisito para ingresar a un programa doctoral interinstitucional. Por lo mismo, fue necesario realizar un ejercicio de inclusión en un mismo proyecto integrador. Para ello, recurrimos a los principios de la epistemología genética que considera al conocimiento como un fenómeno adaptativo del organismo humano al medio, manifestado como una sucesión de estructuras de conocimiento (Piaget y García, 1982). Nos apoyamos también en la teoría de sistemas complejos a partir de la propuesta de García (2000 y 2006) quien plantea estudiar los fenómenos sociales actuales, no como situaciones aisladas sino como un todo integrado.

Desde el punto de vista de García (op cit), las problemáticas de la sociedad requieren investigarse como un sistema complejo, lo que requiere hacer un recorte de la realidad incluyendo sus aspectos físicos, biológicos, sociales, económicos, políticos y culturales. Tal integración puede hacerse recurriendo a una perspectiva interdisciplinaria como una forma de reflexión, análisis y acción que incluya diversas miradas del quehacer científico, capaces de mostrar las interacciones múltiples que intervienen en cualquier asunto humano y social. Finalmente y no por ello menos importante, visualizamos nuestro trabajo colaborativo con un enfoque de cibercultur@, concepto referido a un sistema social que se retroalimenta positivamente a partir de la comunicación, la información y el conocimiento (Maass, Amozurrutia, Almaguer, González y  Meza, 2012).

Con tal fusión de perspectivas, buscamos como grupo de trabajo, ser capaces de observar, cuestionar y comprender las identidades juveniles universitarias, a través de la expresión de sus roles y estereotipos. El presente trabajo lo dividimos en dos apartados. En el primero exponemos los antecedentes y perfiles de quienes participamos, así como los proyectos con los que inicialmente partimos, para posteriormente mostrar los cambios, integraciones y recomposiciones que el mismo grupo sufrió a fin de lograr el objetivo. En una segunda parte presentamos de manera resumida los resultados obtenidos sobre las construcciones identitarias de la población joven universitaria de los estados de Coahuila y Sonora en México, en relación con la toma de decisiones sobre la prevención y los riesgos en su salud sexual y alimentaria así como las relaciones en los noviazgos heterosexuales y la vida en pareja. A manera de conclusión, planteamos una prospectiva del grupo y algunas de las lecciones aprendidas que esperamos sean de utilidad para quienes visualicen la riqueza de constituir redes y comunidades de investigación.

De los estudios individuales a la construcción de un proyecto integrador

La problematización de las identidades juveniles requiere ir más allá de la simple adición de los conocimientos generados al respecto desde disciplinas como la biología, la sociología, la psicología y la antropología, entre otras. Se trata de un fenómeno social complejo por la confluencia múltiple de procesos interrelacionados, que como señala García (2000:87), conforman la estructura de un sistema que funciona como un todo organizado.

Si bien en un inicio partimos de distintos proyectos de investigación con una visión feminista, para la integración como grupo de trabajo fue necesario primero identificar los temas de interés común mediante un ejercicio de intercambio, reflexión y análisis. Un segundo momento en el proceso de integración fue la selección de la población objetivo. La experiencia del grupo de Sonora (tres investigadoras) se ubicaba en estudiantes de educación media superior y la del grupo de Coahuila (tres investigadoras) en jóvenes universitarios. Si bien elegir un grupo poblacional u otro era solo un asunto de hacer converger intereses y tiempos, también se trataba de no confundir este proceso con el de construcción del objeto de estudio. Finalmente, se llegó al acuerdo de trabajar sobre las identidades juveniles expresadas a través de los roles y estereotipos, por ser hasta ahora escasamente abordadas en México desde una perspectiva de género.

En este punto del análisis era evidente que no podíamos abarcar en un proyecto de esta naturaleza, las identidades juveniles en abstracto y que era necesario explicitar a qué tipo de juventud nos referíamos así como qué aspectos de las identidades juveniles abordaríamos. Ello sin perder el referente temático de cada proyecto individual de las investigadoras que conformaban el grupo. De ahí que requiriéramos hacer “un corte de la realidad” ya que de acuerdo con García, (2000:39), ningún sistema está dado en el punto de partida de la investigación y si bien no está definido, es definible en el transcurso de la propia investigación. Para llegar a este punto, las herramientas básicas en este proyecto fueron el diálogo y la argumentación de las investigadoras sobre los distintos posicionamientos teóricos que cada una sostenía, que como bien señala García (2000: 101), son básicos en el trabajo interdisciplinario a través de un juego dialéctico.

Por lo anterior, un siguiente punto de acuerdo entre las investigadoras fue que para investigar las identidades de género en la población juvenil, requeríamos establecer límites, esto es, definir quiénes serían los y las jóvenes objeto de estudio. El término “límites” no implica solo fronteras físicas sino también problemáticas específicas, así como el marco conceptual que guiaría el análisis. Buscamos además reducir al mínimo la arbitrariedad del recorte y tomar en cuenta las interacciones entre lo que se deja adentro y lo que queda afuera.

Representado el problema de esta manera, consideramos que la población universitaria, específicamente la de licenciatura donde mayoritariamente son jóvenes, representa un estrato poco abordado por la juvenología actual en México, por lo que se refiere al tema de las identidades. Los estudios con población universitaria, generalmente, se avocan a su condición académica y a los horizontes de trabajo, pero poco explican cómo los y las jóvenes construyen sus identidades de género durante ese trayecto vital y cómo estas impactan en aspectos de su vida de relación, afectiva y sexual.

En un contexto de globalización y apertura de mercados, la condición privilegiada de los y las universitarias, como élite de una mayoría juvenil excluida del tren del desarrollo, apuntaría hacia su transformación en el terreno de la igualdad de género. Sin embargo poco se conoce sobre los posibles efectos que la formación y discursos de la universidad como institución formadora tienen sobre las interacciones inter e intragenéricas de la juventud que estudia en estas instituciones, entre las que aún existe un fuerte sesgo de género, al menos en la elección de carrera. Datos de las Universidades Autónoma de Coahuila y de Sonora, señalan que las carreras relacionadas con el cuidado de las personas, estereotipo asociado más con el rol femenino, son elegidas por mujeres. Tal es el caso de psicología, trabajo social o enfermería, entre otras, a diferencia de las más relacionadas con las ingenierías en las que aún prevalece una matrícula masculinizada, si bien cada vez con mayor ingreso de mujeres (Velarde y González, 2013).

Al elegir a la población juvenil universitaria como objeto de estudio de cuatro investigaciones integradas en un solo proyecto, coincidimos en la perspectiva planteada por Suárez y Pérez (2008) en el sentido de que, al hablar de “universitarios”, hay un traslape metonímico, pues generalmente se asocia con estudiantes y jóvenes. Estos tres conceptos no son equivalentes y sólo son útiles para delimitar las relaciones entre las personas y la institución al darle una adscripción e identidad. Ser universitario o universitaria implica una historia y un contexto específico. Es por ello un concepto polisémico pues refiere a un sector heterogéneo que comparte durante un período de su vida una condición mayoritariamente juvenil.

La heterogeneidad de la población juvenil universitaria deriva no sólo de su sexo y de su origen social, sino también de los valores que sustentan para dar lugar a su identidad individual y social (de Garay, 2008). La identidad es el resultado de un proceso dialéctico entre lo igual y lo diferente (Habermas, 1981: 182). Una forma de aproximarse a la construcción de estas identidades puede ser a través de analizar cómo asumen sus roles y cuáles son los estereotipos de género que subyacen al ser hombre o ser mujer universitaria y su influencia en los ámbitos de interacciones, afectos, prácticas sexuales y amorosas, así como sus consumos alimentarios.

Los estereotipos de género son aquellas características social y culturalmente asignadas a hombres y mujeres, a partir de las diferencias físicas basadas en su sexo (Cook, 2010). Los roles de género son el conjunto de deberes, prohibiciones y expectativas acerca de los comportamientos y actividades considerados socialmente apropiados para las personas que poseen un sexo determinado (Lara, 1991). Con esos temas se desarrollaron cuatro investigaciones de estudiantes del Doctorado en Ciencias y Humanidades para el Desarrollo Interdisciplinario (DCHDI) de dos Universidades de México, integradas a su vez en un solo proyecto formativo de investigadoras/es de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y la Universidad Autónoma de Coahuila (UAdeC).

Durante el primer año del desarrollo del proyecto se tuvieron diferentes reuniones presenciales, dos veces al año, para la presentación de avances de las investigaciones propuestas como tesis en el doctorado antes mencionado. Igual se realizaron con bastante frecuencia interacciones a través de una plataforma cibernética organizada como aulas virtuales. Sin embargo, a la distancia y con la frialdad de un medio virtual, la plataforma del doctorado no siempre permitió que los temas álgidos y los puntos de digresión fueran resueltos en el momento oportuno.

Dificultad adicional representó también para las personas integrantes del grupo emergente de investigación interdisciplinaria, incluyendo a la coordinadora del mismo, el aplicar en un problema práctico como el análisis de las identidades juveniles universitarias, expresadas a través de los roles y estereotipos, los principios promovidos por el programa doctoral sobre la visión epistemológica de Piaget y García (1982), uno de los pilares en los que se sustentó el proceso de investigación. Con una visión pragmática y ante la importancia de construir acuerdos sobre los objetivos planteados, se requirió tomar decisiones a partir del proceso de diferenciación que iba emergiendo con respecto a los enfoques teórico-metodológicos. Entre los avances logrados durante esta dinámica se concretó el acuerdo de elaborar un sistema de información sobre las juventudes universitarias de Coahuila y Sonora. Para ello se diseñó una estrategia metodológica que incluyó la revisión documental y la elaboración de un cuestionario diagnóstico que fue puesto a prueba en un estudio piloto. Con ambos elementos se buscó aportar información que respondiera a las siguientes preguntas que eran centrales en los proyectos de tesis de las seis investigadoras:

  1. ¿Qué se conoce sobre la condición juvenil de los y las universitarias de Coahuila y Sonora en los temas de relaciones amorosas, violencia en el noviazgo, uso del condón y riesgos alimentarios?

  2. ¿Cuáles son los roles y estereotipos de género con los que se identifican los y las jóvenes universitarios (as) y cuáles los que dicen practicar como parte de la construcción de sus identidades de género?   

  3. ¿Cómo influyen los roles y estereotipos de género en los comportamientos violentos durante el noviazgo, el uso del condón durante las relaciones coitales, la percepción de riesgo sobre el consumo de alimentos y las  relaciones amorosas?

En tanto que todos los proyectos tenían como eje ordenador las identidades de género de la juventud universitaria expresadas a través de los roles y estereotipos, se procedió a elaborar un marco epistémico similar en tres de los estudios, al igual que el teórico y el metodológico, como parte de una aproximación hacia la integración. Se utilizó un cuestionario que fue compartido por los tres estudios con un apartado específico para cada tema así como escalas sobre roles y estereotipos (Lara, 1991). El paquete de cuestionarios y escalas fue aplicado en una universidad pública a una muestra representativa, compuesta por 1514 estudiantes de todas las carreras ofertadas. Los datos fueron procesados y analizados con el software estadístico SPSS 18 utilizando medidas de tendencia central y la prueba X2 para estimar los niveles de significancia. Se trabajó además con grupos de discusión sobre las diferentes temáticas de los estudios y los marcos contextuales y los empíricos o referenciales también fueron distintos. Para el análisis de la información cualitativa se utilizó la técnica de análisis argumentativo (Galindo, 1992), que plantea la construcción de esquemas de representaciones lógicas de lo que se piensa y se dice en situaciones concretas de enunciación y a través de los consensos entre las y los participantes.

En el caso de la investigadora de Coahuila, la estrategia metodológica contempló la aplicación de entrevistas semiestructuradas que fueron analizadas desde la propuesta metodológica de la Teoría Fundamentada. Para ello se entrevistó a ocho estudiantes de distintas carreras de la UAdeC, cuatro mujeres y cuatro varones, con edades de 18 a 26 años, provenientes de diferentes carreras y semestres. A partir de los discursos de las y los jóvenes se generaron categorías conceptuales, propiedades y criterios. Los pasos seguidos incluyeron: codificación abierta de la información, codificación axial para seleccionar los temas de estudio y generación de las categorías centrales: identidades de género y relaciones amorosas.

Después de lograr los acuerdos anteriores, la conformación como grupo interinstitucional de investigación, se formalizó mediante la firma de un convenio entre las instituciones de educación superior participantes, en las que cada grupo formaba parte del cuerpo docente y de investigación. La descripción de este proceso es útil para explicar cómo opera un sistema complejo a partir de la interdisciplina. En principio, el origen, fue la interacción de las integrantes del grupo establecida a través de su participación en un programa de posgrado realizado por dos universidades entre las que medió la firma de un convenio.  En este espacio académico, cada integrante del grupo se integró en un proceso de comunicación que de alguna manera alteró la estructura de cada componente del sistema; esto es, cada investigadora. La experiencia y formación de una y otra investigadora entró en interacción en la construcción de un proyecto que las integró pero, al mismo tiempo, desencadenó situaciones de desequilibración causado por la fase de asimilación de la información de la experiencia de cada componente (investigadoras), seguida de una fase de acomodación de los esquemas de acción y esquemas conceptuales de las personas integrantes del grupo.

De un período de desequilibración se pasó a otro de reequilibración (García, 2006). Los acuerdos y consensos en el grupo como parte de la construcción de un proyecto común que nos integrara, desencadenaron una serie de reacomodos en los intereses individuales de las participantes del grupo y, posteriormente, en el establecimiento de relaciones interobjetuales de los distintos proyectos. Como forma de buscar nuevamente el equilibrio que permitiera alcanzar los objetivos del grupo, sus integrantes plantearon que se dividiera en dos subgrupos, el de las académicas de Sonora y el de Coahuila. Más adelante, una doctoranda de esta última entidad desertó del programa doctoral y otro desarrolló su proyecto en un camino alternativo. La Coordinadora del grupo mantuvo el contacto necesario con ambos subgrupos respetando la autonomía de cada uno.

De tal interacción surgió la construcción de un proyecto integrador en el que tuvieran cabida las diferentes temáticas planteadas por las investigadoras, sin que hubiera una línea dominante y con la posibilidad de abrir vasos comunicantes que facilitaran el intercambio de información. Ello permitió la expresión de la creatividad individual y colectiva mediante el reconocimiento de las diferencias y la suma de esfuerzos y capacidades cognitivas, pero también con respecto a los tiempos y posibilidades reales de avance de cada integrante del grupo.

Las identidades de género de la población universitaria de Coahuila y Sonora, expresadas a través de los roles y estereotipos de género se concibió así como un proceso dinámico.  En un primer plano se ubicaron tres elementos del sistema que de manera separada han sido estudiados desde diferentes perspectivas interdisciplinarias como son la juventud, el género y las identidades donde los roles y estereotipos de género son el punto de enlace. Como fenómenos sociales y culturales, varían con el tiempo y según el lugar, atravesados por un orden de género que dicta lo que es y debe ser el hombre y la mujer, sustentado por el androcentrismo que tiene injerencia en los conocimientos, las prácticas, las creencias, las emociones, las actitudes y las sexualidades y que por lo mismo, afecta áreas de la vida personal que tienen que ver con la salud, la educación, el trabajo y las relaciones de pareja.

Con estos antecedentes, nuestro sistema complejo fue definido a partir de: 1) El objeto de estudio, delimitado como la identidad de género y su relación con la salud en sus aspectos biológicos y emocionales. 2) El marco conceptual, desde el cual se abordó el objeto de estudio sobre identidad de género y juventud. 3) El recorte de la realidad que nos permitió enfocar la identidad de género y la juventud universitaria a partir de un modelo biopsicosocial para la comprensión de los comportamientos de riesgo en relación con la salud de los y las jóvenes universitarias de Coahuila y Sonora, desde una perspectiva de género.

La definición de este sistema tuvo como finalidad llegar a una interpretación sistémica del problema práctico representado por el objeto de estudio, analizado también desde una visión interdisciplinaria. Para García (2006:22) la interdisciplina no equivale a una integración disciplinaria sino más bien implica el estudio de “problemáticas concebidas como sistemas complejos…” (García, 2006:33). Los procesos de integración y diferenciación significan replanteamientos fundamentales que no se limitan a “poner juntos” o a “separar” los conocimientos de distintos dominios (García, 2006:24). Queda claro que la interdisciplina no es una integración. Lo que se integra en una investigación interdisciplinaria no son los resultados de diferentes estudios sobre una problemática común, sino los diferentes enfoques para la delimitación de la problemática. Ello requiere concebir cualquier problemática como un sistema cuyos elementos están interdefinidos y cuyo estudio requiere de la coordinación de perspectivas disciplinarias que deben ser integradas en un enfoque común (García, 2006:33).

El producto interdisciplinario no es pues, la suma o la integración de estas miradas, sino el resultado de un proceso constructivo colectivo donde un grupo de trabajo académico se constituye en un complejo empírico. La investigación interdisciplinaria demanda la construcción de un lenguaje común que genere un pensamiento sistémico desde la cibercultur@, como proceso de construcción de conocimiento colectivo que implica igualmente un proceso de equilibración-desequilibración-reequilibración del equipo de trabajo.

En este quehacer individual y colectivo, dos conceptos básicos compartidos en los proyectos de este grupo fueron útiles para el intercambio: la integración y la diferenciación de los proyectos. El primero tiene que ver con el género y el segundo con las identidades de género desde una epistemología feminista (Maffía, 2007). El género como categoría analítica nos permitió construir un modelo explicativo para estudiar las diferencias entre varones y mujeres más allá del sexo biológico (Lagarde, 2001). Tales conceptos se constituyen a partir de las aportaciones de diversas disciplinas sociales y humanistas como la sociología, la lingüística, la antropología, la historia, la psicología y la filosofía por mencionar algunas. Al mismo tiempo es una herramienta metodológica para el desarrollo de investigaciones que buscan aportar conocimiento sobre las desigualdades entre los sexos, sus orígenes y consecuencias (Scott, 1996). Algunas consecuencias de los procesos identitarios caracterizados por las diferencias entre los géneros, formaron parte de los objetos de estudio de los distintos proyectos, al igual que se compartió la población objetivo que incluyó a los y las jóvenes universitarias. Con tales antecedentes se desarrollaron las siguientes investigaciones que culminaron en proyectos de tesis doctorales:

  1. Violencia de género y juventud: Un análisis de las formas de expresión de la subordinación y el ejercicio del poder en las relaciones de noviazgo de jóvenes universitarios, desarrollada en Sonora por María José Cubillas Rodríguez (2014).

  2. Usar o no condón: ¿Una decisión de hombres? Los estereotipos y roles de género y su relación con el cuidado de la salud sexual en jóvenes universitarios, también desarrollada en Sonora por Elba Abril Valdez (2014).

  3. Identidad de género y percepción de riesgo alimentario para la salud de las y los jóvenes de la universidad de Sonora, proyecto igualmente desarrollado en Sonora por Sandra Elvia Domínguez Ibáñez (2015).

  4. Relaciones amorosas de pareja entre jóvenes universitarios/as: una mirada desde la perspectiva de género, trabajo realizado en Coahuila por Alicia Hernández Montaño (2015).

Cada trabajo de tesis aportó información relativa a su tema central, pero al mismo tiempo nos permitió plantear una mirada sistémica común en las dos entidades, Sonora y Coahuila, que buscó dar respuesta a una pregunta de investigación compartida, en donde el eje articulador fue la identidad de género y su relación con la salud en jóvenes universitarios.A continuación se resumen brevemente algunos de los hallazgos más significativos de los resultados sobre las identidades juveniles expresadas a través de los roles y estereotipos de género.

De cambios y permanencias: identidades universitarias en transición.

De acuerdo con los resultados obtenidos, más de la mitad de los y las participantes se ubicaron en perfiles de identidad de género en los cuales coexisten atributos tanto femeninos como masculinos. De acuerdo con la clasificación de Lara (1991) se trata de un perfil de género andrógino, con características femeninas y masculinas independientemente de que se adscriban como hombres o mujeres. Sin embargo, se encontró que un porcentaje importante de varones (24.9%) y mujeres (30.8%) se apegan a la expectativa social y cultural de los roles y estereotipos que se consideran típicamente masculinos o femeninos. En el caso de la violencia en el noviazgo (Cubillas, 2014), un perfil de género masculino y el apego a este tipo de roles, predice el uso de la violencia tanto en hombres como en mujeres.

El registro de violencia en el noviazgo aparece tanto en hombres como en mujeres, lo que lleva a cuestionar si estamos ante cambios en las relaciones de género o solo estamos observando una resignificación discursiva que no se refleja en las prácticas. Los atributos negativos tanto masculinos como femeninos (machismo y sumisión), marcan una tendencia también al involucramiento de la violencia en relaciones de pareja, independientemente del sexo biológico. El riesgo de este tipo de interacción es la posibilidad de que se mantenga durante la convivencia conyugal como una forma efectiva para resolver los desencuentros entre la pareja (Cubillas, 2014).

Los resultados fueron similares en el estudio sobre uso del condón (Abril, 2014), en cuanto a que las y los jóvenes con perfiles masculinos fueron quienes menos reconocieron utilizarlo durante sus relaciones sexuales a diferencia de las y los jóvenes con perfil andrógino. Lo anterior muestra que la combinación de atributos femeninos y masculinos considerados positivos, le permite a la persona tener mayor apertura para negociar el uso del condón con la pareja y para incorporar la información que tienen disponible sobre salud sexual. El terreno de la sexualidad, relacionado con la prevención de embarazos e infecciones de transmisión sexual está plagado de mitos y creencias que lo hacen más resistente al cambio, principalmente porque a través del sexo los varones reafirman su masculinidad y ejercen el poder sobre las mujeres.

El trabajo sobre percepción de riesgo (Domínguez, 2015) mostró a una población joven universitaria con problemas de salud relacionados con la alimentación. Si bien las y los estudiantes logran identificar los riesgos alimentarios, esta percepción no tiene implicaciones en la toma de decisiones sobre sus consumos y la prevención de posibles riesgos. Es decir, la percepción de riesgo de las y los jóvenes universitarios, no está asociada con cambios significativos en los hábitos alimentarios y en la ingesta de dietas saludables, excepto en las y los estudiantes con identidad andrógina que se caracterizaron por tener peso normal, satisfacción con su cuerpo, más tiempo para ejercitarse y salud percibida.

Al igual que en los estudios anteriores, las y los jóvenes que construyen su identidad sobre estereotipos de género con perfil andrógino, perciben el riesgo que puede existir para su salud en los alimentos que consumen a diferencia de quienes se identifican con perfiles  tradicionalmente considerados masculinos. En estos casos, la percepción de riesgo se asocia negativamente con las actitudes y creencias sobre los alimentos. Se distinguen las y los jóvenes andróginos por pertenecer a familias nucleares con mayor capital cultural e ingresos medianos y altos. Además, tienen madres y padres profesionistas con un proyecto de pareja, que se involucran en actividades diferentes a las del hogar y del cuidado de sus hijas (os) y mantienen una buena comunicación con la familia (Domínguez, 2015).

Los hallazgos más importantes del estudio sobre las identidades de género y las relaciones amorosas, como en los trabajos mencionados anteriormente, dan cuenta de cambios en el discurso más que en la práctica. La población estudiada muestra poco a poco el alejamiento de concepciones tradicionales sobre los géneros, para dar paso a expresar ideas sobre valores, prácticas y auto conceptos que se acercan más al respeto de la autonomía entre las parejas y la convivencia equitativa (Hernández, 2015). Sin embargo, al reconstruir sus historias de noviazgo o vida conyugal, las historias del poder masculino y la subordinación femenina, emergieron en las situaciones cotidianas como la toma de decisiones sobre qué hacer como pareja o tiempo que se dedican mutuamente entre otras más.

De esta breve síntesis de los proyectos y los resultados obtenidos, como grupo de trabajo se derivaron algunas acciones que están en proceso. En principio difundir los hallazgos compartidos tanto en la experiencia de formar grupos de trabajo interinstitucionales como sobre las identidades de la población universitaria estudiada. Los cambios discursivos, la persistencia de algunas prácticas tradicionales en las formas de interacción de los y las jóvenes universitarias de las dos entidades, así como las transiciones de algunos comportamientos, es información útil para el análisis de las tensiones y contradicciones que enfrentan algunos grupos juveniles.

Si bien la difusión del conocimiento generado en este esfuerzo colectivo e individual resulta relevante, no menos lo es la posibilidad de generar investigaciones con participación interinstitucional. Actualmente se inició un proyecto sobre conciliación de vida familiar y laboral, teniendo como sujetas de estudio profesoras-investigadoras de las dos instituciones participantes. Así, la creación de redes de investigación, que es una tendencia que crece, promueve no solo la obtención de financiamientos nacionales e internacionales, sino que también permite abordar problemas sociales complejos de un mundo globalizado y cambiante. Lo anterior solo es una muestra de las bondades de confrontar saberes y experiencias para dar lugar otras formas de quehacer científico buscando las coincidencias de proyectos distintos para desarrollar investigación original e independiente colaborando en red, pese a las distancias físicas entre una y otra entidad. Con ello se buscaron respuestas desde una perspectiva que cada integrante del grupo compartía, esto es, la mirada feminista del género y sus implicaciones, para explicar fenómenos sociales complejos que requieren precisamente del conjunto integrado y dialógico de diferentes disciplinas. Queda aún pendiente la tarea de profundizar en el sistema de conocimiento generado a partir de los resultados obtenidos.

En síntesis, la realidad social que atraviesa la población con la que cada investigadora trabajó, fue analizada desde una visión de lo local, lo regional, lo nacional y lo internacional, tratando de poner en contexto cada uno de los problemas estudiados. La experiencia grupal nos deja claro que ante la complejidad del mundo social contemporáneo y su dinámica caracterizada por procesos que se suceden vertiginosamente día a día, los enfoques unitarios y hegemonizantes de la unidisciplina resultan insuficientes. El análisis de las identidades de género de la población juvenil universitaria, requirió visualizarse como complejo cognoscitivo. Falta aún pasar de una fase de estudios diagnósticos a una propuesta de investigación-acción que permita, desde una perspectiva social y humana, desarrollar, impulsar y promover políticas públicas para la población juvenil universitaria.

En la población estudiada, los discursos muestran apertura a nuevos estilos de vida pero también el apego a reglas y paradigmas tradicionales. Las identidades de género de la juventud universitaria, transitan con ciertas resistencias, de manera que a veces pareciera que los cambios son más de forma que de fondo. La persistencia de jóvenes con perfiles de identidad apegados a los roles y estereotipos tradicionales, femeninos y masculinos, nos habla de estas resistencias y adherencias a creencias y roles de género social y culturalmente arraigados.